Las
religiones japonesas en Por
Fabián Robles |
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Las nuevas religiones japonesas son un fenómeno
con casi dos siglos de trayectoria, y aunque parecen
exclusivas de la sociedad nipona su expansión en
todo el mundo es evidente. Por este motivo en conveniente
saber de dónde surgen y cuál ha sido su
desarrollo. La religión en Japón La religiosidad japonesa tiene varias vertientes que le brindan su peculiaridad. Podría dividirse a la espiritualidad nipona en religiones institucionalizadas y en folclóricas, aunque en especial esta sociedad presenta una serie de yuxtaposiciones dignas de mencionarse. Las principales influencias filosóficas que se pueden reconocer son: el shintoísmo [shinto], el budismo [bukkyo], el taoísmo [dokyo], el confucianismo [jukyo] y el cristianismo [kikyo]. Más que profundizar en sus preceptos es importante mencionar algunos ejemplos de su influencia en la historia de esta sociedad. La religión vernácula por excelencia es el shinto, culto animista que permanece en la sociedad nipona desde su prehistoria, cuando la lengua japonesa no tenía un sistema de lectoescritura y las leyendas cosmogónicas del ecamino de los diosesf se transmitían por tradición oral. Bajo la influencia del budismo y de la cultura china el shinto se fue formalizando hasta tornarse en un culto institucionalizado. Luego de la entrada del bukkyo en el siglo vi d. C. y de las fuertes controversias políticas que surgieron del gobierno budista Soga que desembocaron en la restauración Taika (645) y en el conflicto de Jinshin (672), los mitos cosmogónicos indígenas fueron tomados oficialmente por la casa imperial para avalar su autoridad, y entonces se creó una protoescritura nipona a partir de caracteres chinos que sirvió para crear un documento escrito a la usanza china pero con la poca organización de la tradición oral. El Kojiki [crónicas de la antigüedad del año 712 d. C.] representa quizá uno de los primeros pasos para la institucionalización del shinto como religión de estado, pues es el inicio del mito de la descendencia divina del linaje imperial y funge como cohesionador del archipiélago ?quizá las ehistoriografíasf que existieron antes y después del Kojiki (Teiki, Kokki, Fudoki, Nihongi, etc.) no marcaron de manera tan peculiar a la tradición japonesa?. Con la introducción del budismo, el culto shintoísta entró en un proceso de transformación en culto eclesiástico con la necesidad de competir por un mayor apoyo oficial con la nueva religión extranjera.
Los mitos cosmogónicos japoneses han servido como elementos para justificar la imagen imperial, aunque a diferencia de China, en Japón los emperadores han pertenecido a un solo linaje. El argumento del emperador como elemento que da equilibrio al universo es taoísta, no obstante, en Japón existía ya esta creencia antes de la influencia china, desde el siglo iii, en la época de la emperatriz chamánica conocida como Himiko. Por lo que los rasgos taoístas y confucianistas del Kojiki probablemente fueron aumentados con los años, quizá por Motori Norinaga quien en el siglo xviii dedicó varias décadas a su interpretación y quien es autor de mucho de lo que ahora se sabe de este documento. Lo palpable es que estas mitologías han servido para avalar el chauvinismo japonés, presentando al archipiélago como el país de los Dioses [o Kami]. El budismo ingresó a Japón por medio de Corea se dice oficialmente que en el año 538 d. C.. Esta Religión altamente organizada y de base eclesiástica llegó través del gobierno. El clan Soga ?en especial Shotoku Taishi?, entonces hegemónico, fue uno de los principales difusores y promotores de esta religión extranjera. Luego, en el periodo Nara (a partir del 710) se convirtió en oficial y el gobierno hizo grandes inversiones como la construcción del Todaiji en Nara ?edificio que aloja una imagen budista de 16 mts. de altura?. Desde entonces budismo y shintoísmo han existido en una continua interacción que ha llevado a inevitables mezclas. Mientras el gobierno imperial se avala en la tradición shintoísta es también budista y esto ha dado vueltas a lo largo de los siglos. Los japoneses realizan ceremonias shintoístas para los sucesos relacionados con la vida, y budistas cuando se trata de funerales. Y más aún, en la actualidad, como parte de la frivolidad de la segunda mitad del siglo xx, los matrimonios se hacen en ceremonias cristianas. Esto muestra que la filiación religiosa entre los japoneses no tiene una postura muy radical ni absoluta en general. Por otra parte existen sistemas filosóficos importados de China como lo son el taoísmo y el confucianismo. Estas tradiciones no están siempre institucionalizadas y permanecen en la idiosincrasia popular. Por ejemplo el calendario cíclico japonés se tomó de la base taoísta china y fue de base lunar hasta la restauración Meiji del siglo xix. Durante la época Edo (1600-1868), el bakufu [gobierno militar de la casa Tokugawa] tomó al confucianismo como ideología de estado y ello hizo que se creara una cultura de refinado intelectualismo sinófilo entre la elite del poder. Ante esta tendencia, entre los intelectuales la tradición shinto se revitalizó en contra el budismo. Hayashi Razan racionalizó los mitos imperiales a partir de la teoría confuciana. Durante el siglo xviii y como un importante preludio al surgimiento de las llamadas nuevas religiones se fundó el movimiento de ecultura nacionalf [kokugaku] del cual entre otros estudiosos sobresalió Motori Norinaga (1730-1801) quien, como ya se mencionó, dedicó treinta años a recuperar el significado del Kojiki en el que buscaba un único camino antiguo japonés, bondadoso y utópico que se había contaminado con el budismo y el confucianismo.1 Otro personaje importante de este movimiento fue Atsutane Hirata, ideólogo chauvinista y xenófobo que llegó a ser arrestado en 1841 por considerarse subversivo al régimen feudal debido a su exaltación del tenno [emperador]. Estas ideas irracionales y emotivas fundaron un una nueva identidad japonesa antes del comienzo de la interacción con el mundo occidental. La exportación de las nuevas religiones, y la introducción de iglesias occidentales en los siglos xix y xx, propiciaron eflexibilizarf los conceptos tradicionlales. Un ejemplo de la mezcla religiosa que se da en Japón está en el concepto de kami. Pues, de origen shintoísta, al ser eexportadof junto con las nuevas religiones japonesas, la traducción de éste término se ha modificado y mezclado con el término occidental eDiosf, lo cual ha permitido la interacción con las doctrinas monoteístas y recibir la aceptación de gente educada en sociedades judeocristianas fuera de Japón. Además, las traducciones de la Biblia que se han hecho al japonés emplean este término para referirse al Dios cristiano. No obstante, los objetos de culto del shintoísmo, llamados kami deberían contextualizarse en la cosmogonía animista del Yamato. Vale la pena hacer una cita para explicar esta idea en las palabras de uno de los más destacados estudiosos de esta doctrina, Motori Norinaga (1730-1801): Es apenas necesario mencionar que incluye seres humanos. Además de objetos como pájaros, bestias, árboles, plantas, montañas y cosas por el estilo. En lenguaje arcaico, cualquier cosa que estuviera fuera de lo común, que poseyera un poder superior o que inspirara respeto era llamada kami. La eminencia aquí no solo se refiere a una superioridad de la nobleza, bondad o de actos meritorios. El Diablo y las cosas misteriosas, si son extraordinarias y espantosas, se llaman kami. No es necesario decir que entre los seres humanos que se llaman kami, las generaciones sucesivas de emperadores sagrados están todas incluidas. El hecho de que a los emperadores se les denomine "kami distantes" es porque desde el punto de vista de la gente común, ellos se encuentran separados y a lo lejos, majestuosos y dignos de reverencia. Como en los tiempos remotos, en la actualidad encontramos en un menor grado seres humanos que son kami. Aunque probablemente ellos no sean aceptados por todo el país, todavía en cada provincia, villa o familia existen seres humanos que son kamis, cada uno de acuerdo con su propia función característica. Los kami de la era divina fueron en su mayoría los seres humanos de aquel tiempo y debido a que toda la gente de entonces era kami se le llama la era de los dioses (kami).»2
Un personaje importante del cristianismo en Japón es James C. Hepbrun, misionero mormón, filólogo y médico, quien dejó valiosas aportaciones a la cultura nipona como el primer diccionario japonés-inglés, inglés-japonés, la primera traducción de la Biblia y la base del sistema de transliteración en letras latinas de japonés. ¿Qué son las nuevas religiones japonesas? Las nuevas religiones japonesas son un movimiento conocido como shinko shukyo [religiones de reciente fundación]. Generalmente se habla de estos movimientos en tono despectivo por que enaltecen una idiosincrasia ligada con el nacionalismo excesivo y la ultraderecha que a muchos recuerda el efascismof que se emprendió desde antes de la segunda guerra mundial con el planteamiento de la erestauración Showaf, antidemocrática e imperialista; así como las acciones expansionistas que se hicieron en nombre del emperador, de la bandera e himno nacionales, los cuales desembocaron en una devastadora y humillante derrota militar en 1945 que incluyó dos bombas atómicas. Además de esto, la religión para muchos representa la tradición y la mojigatería en un contexto socioeconómico tan holgado que según algunos cae en el hedonismo. Para otros se refiere a elas mentiras oficialesf para manipular a los gobernados. La opinión de cada quién hacia la religión es completamente libre, sin embargo, es muy importante señalarla como fenómeno de influencia social importante. Por ejemplo, en 1995 hubo un escándalo mundial cuando se descubrió que los dirigentes de la secta Aum Shinri Kyo habían colocado una bomba de gas sarín (arma neurotóxica prohibida en la segunda guerra) en el metro de Tokio con el objetivo de crear un clima de terror y así ganar adeptos, además de otros crímenes como secuestros y homicidios que fueron siendo desenmascarados con lujo de sensacionalismo por la prensa japonesa. Las shinko shukyo son cientos o quizá miles de asociaciones producto de la libertad de culto y como algo característico tienen organizaciones muy similares a las empresariales, aun en lo económico, de modo que han tenido una rápida expansión ?o exportación? fuera de Japón y emplean los medios de comunicación masiva para hacerse propaganda. Aunque no siempre cuentan con grandes cantidades de adeptos son generalmente organizaciones internacionales, pues se trata de asociaciones religiosas que han nacido en la época de la libertad de empresa y que responden al mundo en que la libertad de culto es algo normal. Forman un locaslimo internacional de comunidades reducidas sin posibilidad de influír a grandes cantidades de gente. Tienen la ventaja de que no logra acumular las exageradas cantidades de dinero que recaudan las gigantescas religiones tradicionales. Además, su poca cantidad de miembros, en comparación con las grandes religiones les proporciona un poco peso social y por lo tanto una especie de anonimato institucional que las lleva abuscar hacer obras notorias para la sociedad. Durante este siglo se han visto tantas ramificaciones que sería imposible seguir la trayectoria de todas estas congregaciones, así como agruparlas en categorías pues existen incluso asociaciones cristianas o hasta algunas que mezclan diversas filosofías religiosas. Han surgido y desaparecido muchas asociaciones y hasta han sido cuna de prolíficos escritores que han sido difundidos en varios idiomas occidentales. Aunque las controversias entre sí no faltan, éstas afectan e interesan a un muy pequiño sector de la sociedad. Existen también grupos masivos como Soka Gakkai, fundada en 1930 por budistas conservadores de la escuela de Nichiren. Esta congregación cuenta además con un partido político llamado Komeito [Partido para un Gobierno Claro], fundado en 1956, por medio del cual desde entonces sus militantes han ocupado puestos de elección popular en el gobierno con una considerable influencia. Además luego de la segunda guerra mundial Daisaku Ikeda, su tercer kaicho [presidente de la asociación], ha publicado diversas obras de filosofía humanista y pacifista basadas en los preceptos de conservadores del budismo de la flor de loto y han sido traducidos a los más diversos idiomas. (Vid. Ikeda, Daisaku; Arnold Tonybee "Una paz duradera"; "La Revolución Humana" entre otros que Soka Gakkai de México ha donado en más de 11 lenguas al sistema bibliotecario de la UNAM). Aunque no existe una definición clara de las shinko shukyo, éstas se podrían clasificar en tres grupos4 :
Hay muchas interpretaciones, inclusive existen quienes excluyen a algunas sectas shintoístas como Tenri Kyo o Komko Kyo. Soka Gakkai, inclusive no se autoincluye en esta categoría, quizá para evitar las críticas, aunque es innegablemente parte medular de esta tendencia. En 1951 se fundó una especie de sindicato llamdo eunión de nuevas organizaciones religiosas de Japónf [Shin Nihon Shukyo Dantai Renai Kai conocida como Shishuren] con la participación de diversas shiko shukyo con el objetivo de promover y facilitar el derecho constitucional a la libertad de culto. Esta agrupación contaba en 1984 con la membresía de 84 congregaciones. La agricultura y la revolución, una primera etapa. La sociedad japonesa ha sufrido diversos cambios durante los últimos dos siglos. Desde los comienzos del siglo xix el ya arraigado shogunato Tokugawa junto con su política de sakoku [aislamiento nacional], afrontó la intervención y la muy fuerte influencia de las potencias capitalistas de la época. El bakufu representó la última etapa de casi 800 años de hoken seido [feudalismo japonés], el cual se hallaba erosionado internamente y entró en una incontenible crisis al contactar con los países europeos y con Estados Unidos, sistemas sociales y económicos muy distintos a los del siglo xvi. Durante el periodo Edo (1600-1868), gracias al aislamiento, se cocinó como en una olla de vapor una la cultura característica del archipiélago de Yamato. Los daimyo gozaron de una larga estabilidad; la clase samurai pasó de ser un gremio guerrero a una elite que representaba el refinamiento cultural y el lujo, que no requería del ejercicio beligerante. Los campesinos se encontraban en la base de la economía, aunque sus condiciones de vida no eran muy favorables. La clase socioeconómica del emundo flotantef [ukiyo], los chonin [artesanos y comerciantes] se definió como sector que permaneció al margen de la economía agrícola y que representaba una cultura popular no siempre considerada dentro de la moral. Mientras la nobleza despilfarraba los recursos nacionales en lujos como majestuosos desfiles que atravesaban al país entero, la clase campesina era el sostén de una economía nacional cada vez más precaria. Los daimyo fueron endeudándose cada vez más y ante la presión de sus acreedores la exigencia de una mayor explotación de la tierra recaía sobre los agricultores y clases urbanas quienes se adentraban cada vez más en la miseria. Los comerciantes y empresarios estaban al margen de esta economía agraria. Además, se presentaron algunas plagas que empeoraron la situación6 . Esta vino acompañada con algunas rebeliones populares inclusive contra la sede del bakufu en Edo [hoy Tokio], dio origen a una clima de fatalismo que auguraba la caída del régimen de Tokugawa. En este ambiente de fatalismo entre los campesinos se formaron movimientos religiosos mesiánicos y populares, primero de origen shinto y ulteriormente budistas. En estas agrupaciones se tenían en general como preceptos importantes la curación a partir de la fe y la prosperidad material. Estos nuevos cultos que pretendían independizarse como instituciones fueron denominados despectivamente como las 13 sectas del shinto [jusan kyoha shinto]. La primera de ellas surgió en 1814 cuando un sacerdote shintoísta de domino Bizen llamado Munetada Kurozomi fundó la Enseñanza de Kurozomi [Kurozomi Kyo]. Este sacerdote aseguraba haber recibido la orden de fundar su congregación, directamente de la Diosa Amaterasu. Esta congregación tiene elementos tradicionales del shinto, entre sus preceptos explica que se deben cuidar los siete puntos de su credo para complacer a la Diosa Madre del Universo: Amaterasu Kami y se hace la veneración [matsuri] a los 80 mil kami y al kami del maestro fundador Munetada, teniendo a Amaterasu [o 'la que ilumina el cielo'] como deidad principal7 . Tenri Kyo fue fundada en 1838 por Miki Nakayama, la esposa de un agricultor de la provincia de Yamato. Nakayama pretendía lograr curaciones a partir de la fe, era considerada un shintai [o 'cuerpo divinio'] ya que se decía permanentemente poseída por Tenri-O-no-Mikoto, el kami de Tenri. Este culto popular fundado por una mujer alcanzó hasta 1908 el rango de secta oficial del shinto, aunque no fue completamente independiente hasta después de la 1945. Tenri Kyo se encuentra en México desde hace más de 30 años y cuenta en la capital con unos 30 mil adeptos8 . La secta del Komko fue establecida en 1859 por Bunjiro Kawate, un agricultor del Japón central (hoy Okayama) quien murió ese mismo año. La secta de ela luz del orof venera al eKami del oro del cielo y de la tierraf. En adelante este culto se difundió ampliamente entre los campesinos, los comerciantes y artesanos. Bunjiro se conoce como el eGran Kami Fundador del Komkof. Estos tres movimientos pueden mostrar la primera etapa del desarrollo de las shinko shukyo. Las agrupaciones surgidas en este periodo son numerosas y no lograron independizarse sino hasta la segunda mitad del siglo xix. Son quizá la desembocadura popular de los kukugaku que al mismo tiempo estuvieron en boga entre la elite intelectual. En ese momento el shintoísmo de la elite podría identificarse como un movimieto revolucionario con la intención de cambiar a un régimen en el cual el emperador tuviera un peso verdadero, cosa muy peligrosa para el régimén de entonces que tenía al shogun [generalísimo] como figura hegemónica del gobierno. En general se podría considerar un elemento del creciente descontento, inseguridad y falta de identidad nacional que caracterizaron al Japón de la primera mitad de los años 1800. De las religiones modernas a las contemporáneas
En este segundo periodo de las shinko shukyo, alcanzaron su independencia oficialmente algunas sectas shinto como Kurozumi, Fuso, Shunshu, Ontake, Shinri, Misogi, Komo y Tenri. Bajo la influencia de Tenri y de Komko ?algunos la consideran una ramificación de Tenri Kyo?, en 1892 nace Omoto Kyo por Nao Deguchi. En 1930 Masharu Taniguchi se separó de Omoto para fundar Seicho no Ie y en 1935 Mokichi Okada funda otra ramificación denominada Dai Nihon Kannon Kai.
En 1920 Kakutaro Kubo fundó Reiyu Kai [Asociación de Amigos del Espíritu]10 , de la cual se derivaron en 1938 Rissei Kosei Kai y Shishin Kai. Además en 1950 Myodo Kai, Myochi Kai, entre otras se independizaron de esta rama. Tokko Kyo, establecida en 1931 cambia de nombre a Hito no Michi Kyodan y a PL Kyodan (Congregación de la libertad perfecta) depués de la guerra. Después de la segunda guerra mundial a Japón se le impone una nueva constitución junto con otras muchas condiciones. La nueva ley otorga y garantiza la libertad de culto. Y es en este periodo cuando surgen más religiones y se ramifican otras tantas. En especial las kyodan [congregaciones] fundadas en la segunda etapa tienen un ambiente más propicio y mayor madurez para expandirse en el extranjero. Es imposible y resultaría tedioso mencionarlas a todas, aunque una de las congregaciones surgidas en este tiempo y que mencionamos por su trayectoria de más de 20 años en México es Mahikari (1959) fundada por Yoshikazu Okada11 . Quizá el grupo más característico del tercer periodo es el ya mencionado Soka Gakkai o Nichiren Shoshu, fundado por Tsunesaburo Makiguchi. Aunque su fundación fue en la preguerra (1930), su verdadera importancia radica en la influencia dentro de la política japonesa que se da después de la fundación del Komeito. Esto representa otra modalidad de lo que han logrado las shinko shukyo.
Conclusión La segunda etapa de las Japanese New Religions es mucho más compleja tanto histórica como organizacionalmente de lo que hemos presentado aquí. El Japón Moderno, vino acompañado de las instituciones que permitieron convertir en eproductosf de exportación a tradiciones tales como el karate o el judo. Durante este tiempo la industria japonesa creció grandemente y originó movimientos populistas sindicalizados, así como una democracia de partidos políticos que fue eliminada desde arriba. Esta época también estuvo acompañada del establecimiento del imperio japonés con las conquistas militares y un final trágico con la derrota en 1945. Podría pensarse que la abundancia del establecimiento de nuevas congregaciones religiosas estuvo asociada a la política oficial de enaltecer la figura del tenno [emperador] y justificar la expansión militar de un imperio calificado como efascistaf por los mismos japoneses. El establecer relaciones entre esta política chauvinista y congregaciones específicas podría resultar comprometedor y caer en el sensacionalismo. Sin embargo, el hecho de venerar al emperador de Japón en el extranjero no es algo lógico ni conveniente. Por ello hay que darse cuenta de que la exportación de una tradición que durante milenios sirvió para sostener el nacionalismo nipón no es tan fácilmente adaptable en el extranjero. Uno de los elementos más importantes de quienes difunden estas ideas es el exotismo que nace de una cultura poco conocida e ideologías que al difundirse en el extranjero se vuelven perfectamente dosificables por la escasez de traducciones. Esto no implica que las religiones japonesas deban prohibirse o censurarse pues son una modalidad y opción innovadora en lo referente a la institucionalización religiosa y seguramente tendrán un amplio desenvolvimiento internacional en el próximo siglo. Es muy importante saber cual es la trayectoria que ha recorrido la tradición japonesa. La filiación religiosa implica un compromiso emotivo y sentimental con la institución que se traduce en fidelidad y obediencia y eso no necesariamente implica un peligro para la sociedad o el gobierno si se respetan los valores nacionales de cada país. Las religiones y sus doctrinas deben considerarse como un fenómeno meramente humano. No obstante, si la religión se enfoca equivocadamente o si se permite el fanatismo resulta altamente peligrosa no sólo para los adeptos, sino para terceras personas como en el caso de Aum. La fuerza de las religiones está en sus fieles que son quienes tienen la posibilidad de evitar el fanatismo. La estabilidad emocional y otros tipos de beneficios que en general se encuentran con la religión significan también mejoras sociales pero no justifican en ningún caso el atentar contra la vida o el bienestar. El hecho de que asociaciones religiosas de diversas nacionalidades hayan ocasionado problemas tan fuertes como los ya mencionados o como los sucidios de sectas norteamenricanas no significa que todas lasa religiones sean iguales o que no brinden beneficios, pues el culto religioso es un fenómeno humano al cual muchas personas se sienten apegadas. Empero, sí estamos ante la exigencia de una mayor conciencia por parte de los adeptos que vaya más allá de la polémica sectaria o doctrinal, así como de una mayor delimitación legal de los líderes y sus instituciones, y sobre todo más información. ˜ Bibliografía Kodansha. KODANSHA Encyclopedia of Japan. 1986 Kodansha Co. Ltd. Tokio Powers, Richard; et. al. Handbook of Japnese Polpular Culture. 1989 bGreenwood Press, Londres. 350 pags. Reischaver, Oilchiro; et. al. Japan: An Ilustred Encyclopedia. 1993 Kodansha Co. Ltd 1924p. Soka Gakkai Kyogakubu. Bukkyo Testugaku Daijiten [Diccionario enciclopédico de la filosofía budista]. 1985 Seikyo Shimbunsha. Tokio Japón. 1940p. Takebe, Michitoshi; et. al. Política y pensamiento político en Japón 1926-1982. 1987, El Colegio de México. México D. F. 506p. Toledo, Daniel; et. al. Japón: su tierra e Historia. 1991, El Colegio de México. México D. F. 308p. Tsunoda, Ryusaku; et. al. (comp.). Sources of Japanese Tradition 6a. ed. 1964, Columbia University Press. New York and London 506p. Whitney, John. El Imperio japonés. 1973 Siglo XXI Eds. México. Hemerografía "El más encarecido deseo de Yehan Numata: la misión del budismo" en: Revista Japónica, Méx. Primer trimestre de 1995, págs. 16-17. "Los 26 mártires de Nagasaki, San Felipe de Jesús, el primer santo mexicano" por Morikawa, Yasunori en: Revista Japónica, Méx. Primer trimestre de 1993, págs. 2-7. "Japanese New Religions" por Earhart, Byron en: Handbook of Japnese Polpular Culture. "Shinko Shukyo" en: Bukkyo Testugaku Daijiten, págs. 1046-1054. "Soka Gakkai" en: Bukkyo Testugaku Daijiten págs. 1131-1138. Internet NOTAS 1 Whitney, John. El Imperio japonés. Pág 203. 2 Ryusaku, Tsunoda, et al. Sources of Japanese Tradition. Págs. 21-22. 3 Vid. "Los 26 mártires de Nagasaki, San Felipe de Jesús, el primer santo mexicano" en: Revista Japónica, Méx. Primer trimestr de 1993, págs. 2-7. 4 Seikyo Shimbunsha. Bukkyo Testugaku Daijiten. Pág. 1046 (traducción al castellano de Fabián Robles). Nótese que Soka Gakkai no se auto considera como una shinko shukyo. 5 Ibid. Pág. 1047 6 Para una mayor referencia acerca de este tema véase: Tanaka, Michiko. Movimientos campesinos en la formación del Japón moderno. El Colegio de México 1976. 7 Seikyo Shimbunsha. Bukkyo Testugaku Daijiten. Pág. 1051 8 Su templo principal se ubica en: Año de Juárez No. 384 Col. Granjas San Antonio, Iztapalapa DF. Tels: 55-81-81-33 y 55-81-83-92. 9 Su centro se encuentra en Luz Saviñon No. 304 Col. Del Valle DF. Méx. , Tels. 55-36-14-70 y 55-36-14-71. 10 Reiyukai México está en: Luz Saviñon # 513 3er piso Col del Valle, Tel 543-09-86. 11 Sukyo Mahikari México se encuentra en Municipio Libre 429 Col Sta. Cruz Atoyac. Tel 56-04-90-24. 12 Fuente: Escandón y Yamaguchi Digital. http://www2.gol.com/users/escandon/ |
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